Después de tanto hablar a cerca de conseguir información en la red superficial, profunda, invisible, buscadores, metabuscadores, directorios, bibliotecas, aquí, allá, acullá imagínense qué pasaría si cada quien al citar esa información en sus documentos (que finalmente esa es una de sus finalidades principales al servir de aval de lo que escribimos) le pusiera datos distintos, como título, autor, año de publicación, editorial, etc. , con pequeñas diferencias que al que escribe le podrían parecer instrascendentes. Sin embargo hemos visto que cada vez estamos más interconectados. Imagínense a otro cibernauta encontrando nuestro documento en la red y consultando su bibliografía y preguntándose si ese libro que citamos es el mismo que cita otro documento o el que encontró en un catálogo, ya que ve algunas pequeñas diferencias y probablemente podría ser otro documento. Ahora imagínense esto multiplicado por millones de personas alrededor del mundo a través de los años.
Me imagino que un razonamiento así pudo llevar a que en la disciplina del estudio y la investigación se acordaran estándares para citar referencias bibliográficas. Es decir, para llevar un orden y evitar confusiones, las citas bibliográficas deberían tener la misma estructura de acuerdo a un determinado estándar. Ahora si esto fuera así, imagínense el engorroso trabajo de repetir toda la información relativa a un libro por cada uno de los libros que se citen en un estudio. Hablamos por ejemplo de título, autor, serie, volumen, edición, lugar, editorial, fecha, páginas, idioma, ISBN... etc. Y por otra parte en estos tiempos no tendría mucho sentido estar escribiendo esa información en repetidas ocasiones si acaso alguien más ya la hubiera escrito en una base de datos y entonces podríamos bajar la información de Internet y ahorrar tiempo y prevenir errores.
Supongo que por esa situación es que en el medio académico principalmente según veo desde hace años ha comenzado a proliferar el uso de aplicaciones de software para registrar, editar, importar, exportar y compartir referencias bibliográficas. Existen una buena cantidad de aplicaciones con distintas ventajas y desventajas. En un artículo se citan cerca de 30. Entre las principales características que se recomiendan están que pueda buscar bases de datos desde Internet, que pueda compartir las referencias con otros usuarios, que pueda almacenar las referencias, que pueda leer, importar o buscar textos completos en PDF, que pueda escribir nuevas referencias bibliográficas y que sea fácil de usar.
Algunos excelentes comparativos los encontré en estas direcciones: http://en.wikipedia.org/wiki/Comparison_of_reference_management_software y http://blogs.plos.org/mfenner/reference-manager-overview/
Después de un análisis de ventajas y desventajas de cada administrador de referencias llegué a la conclusión de que “Zotero” (http://www.zotero.org ) es una buena opción:
· Es compatible con Windows
· Es compatible con Word
· Maneja los estándares más importantes como el “APA”
· Se conecta a bases de datos
· Y es gratis!
Al comenzar a usarlo me di cuenta de lo parciales, breves e inconsistentes eran las citas bibliográficas que manejaba antes en mis documentos. A veces citando solamente título y autor, a veces también el año, a veces solo la dirección electrónica de donde encontrarlo en la web. Considero que el manejo de un administrador de referencias bibliográficas, además aprovechando la información ya existente en bases de datos sobre infinidad de documentos a través de Internet, definitivamente dará una calidad, consistencia e imagen más profesional a mis trabajos. Esas me parecen ventajas importantes. Como desventaja, uno podría pensar que llenar todos esos requisitos de información podría ser engorroso, pero justamente se trata de que el software busque el registro del libro y baje todos sus datos. Simplemente lo veo como parte de las implicaciones de pretender entrar a un nivel profesional de trabajo.
Saludos!
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