miércoles, 9 de septiembre de 2015

Como financiar mi nuevo negocio

Para echar a andar un nuevo negocio uno necesita principalmente 4 cosas: Una excelente idea, pasión, tiempo y por supuesto... dinero.

Una buena idea de negocios en mi opinión debe reunir varias características. Además de las obvias como la viabilidad técnica y de negocios, veo importante que tenga una relación directa con las capacidades básicas del emprendedor. Como lo escribí hace algún tiempo (lea aquí), me refiero a conocimientos, experiencia, imagen, información, relaciones y bienes materiales, pero sobre todo a aquellas más valiosas a los ojos de los futuros clientes y que sean más difíciles de desarrollar o imitar para los competidores. Una buena idea para la que no se tienen las capacidades necesarias eleva exponencialmente la dificultad para materializarse que ya es considerable en cualquier negocio.

La pasión, que sonará a lugar común, es la que nos dará la perseverancia necesaria para enfrentar los retos que son de esperarse cuando un negocio inicia. El tiempo, que por lo regular al emprender es adicional al que se le dedica a la actividad que le da al emprendedor su sustento actual, es necesario utilizarlo inteligentemente en las actividades que pondrán a prueba la idea de negocios y luego las que la llevarán al mercado y lo sostendrán en el mismo, con la suficiente rapidez que permita capitalizar la oportunidad detectada antes que la competencia.

¿Y el dinero? Toda idea de negocios, y sobre todo las mejores que tienen una gran capacidad de crecimiento, requieren de una o varias fuentes de financiamiento. Resumiendo, me permitiré citar las siguientes:

  • Ahorro.  Es la fuente de financiamiento ideal para no depender de otros compromisos o fuentes con un mayor costo de capital. Además de que al tenerlo, la capacidad de financiamiento puede multiplicar con otras fuentes. No hay mucho que explicar al respecto. 
  • FFF. Las famosas tres "F" que se citan en la literatura del emprendurismo se refieren a "family", "friends" and "fools" (aunque por supuesto la tercera no es mi recomendación). Es habitual en muchos casos que el emprendedor se hace fuerte en su proyecto gracias a préstamos de personas cercanas que le tienen la suficiente confianza, estimación y recursos suficientes, mismas que lo hacen muchas veces más por apoyar que por su convencimiento en el proyecto de negocios. Por lo mismo, normalmente es una fuente de bajo costo, muchas veces sin intereses. Es importante ser cuidadosos y formales al usar esta fuente de financiamiento, ya conocen el dicho: "Cuentas claras, amistades largas".
  • Crédito. Un préstamo es una alternativa que por lo regular el emprendedor no ve muy atractiva, ya sea porque no son muy fáciles de obtener o bien por sus altos costos. Una de la dificultades para obtener un crédito es la antigüedad que por lo regular se pide de dos años como mínimo. Solo algunos programas de gobierno dan crédito a empresas de nueva creación. Otra alternativa para una empresa sin antigüedad sería un crédito personal, aunque hay que ser muy cuidadoso si se trata de una tarjeta de crédito por sus altísimos costos. Otro obstáculo serían las garantías que normalmente se piden en proporción 2 a 1 sobre el monto solicitado. En ocasiones los bancos tienen programas especiales para PYMEs que están apoyados por el gobierno que pueden tener condiciones más accesibles, tanto en costo como en garantías. Otras alternativas serían los organismos no bancarios como SOFOLEs y  SOFOMEs que en ocasiones por su especialización en algún sector pueden aprobar proyectos que otros rechazarían.
  • Capital Privado. En esta categoría se comprendería tanto a inversionistas en lo personal como organismos de capital de riesgo o "venture capital", que en general estarían dispuestos a aportar capital a la empresa a cambio de una parte de sus acciones esperando verse beneficiados de sus utilidades a futuro. Los inversionistas en lo personal muchas veces invierten solo en una rama de negocios que conocen bien, o en negocios de familiares o amigos, pero no confundir con las "FFF" ya que su idea no es prestar sino ser socios. Los organismos financieros los hay especializados para las distintas etapas del desarrollo de una empresa y con distintos mecanismos de salida, ya que normalmente su idea no es ser socios por tiempo indefinido, sino recuperar si inversión y obtener una utilidad con la venta de las acciones. Puede ser una buena alternativa para empresas con un gran potencial de crecimiento que además puede aportar experiencia, conocimiento y relaciones a la empresa, considerando también que tendrán opinión en la toma de decisiones.
  • Apoyo de gobierno. Esta es una alternativa que se ha desarrollado en forma importante en nuestro país desde hace algo más de una década. Hablamos principalmente de dos tipos: Recursos a fondo perdido y créditos blandos. Fondo perdido es lo que por lo regular espera una persona cuando escucha hablar de "apoyo de gobierno". Es decir, no es un crédito, es un subsidio, es una aportación que se otorga sin expectativas de recuperación a proyectos que adquieren compromisos concretos en cumplimiento a determinados criterios con los que el gobierno considera que estimulará de manera importante la economía, como por ejemplo la creación de empleos, la innovación, la exportación, etc. Algunos organismos de apoyo importantes serían el INADEM (Instituto Nacional del Emprendedor), algunos programas de la Secretaría de Economía como el PROSOFT enfocado a las tecnologías de información, el CONACYT dedicado a la innovación tecnológica, el PROMÉXICO para la exportación, la SAGARPA para proyectos del sector primario, apoyos estatales, etc. Crédito blando es un crédito que está subsidiado por el gobierno, ya sea para bajar su costo como el Programa de Proyectos Productivos PYME (PPPP) de FOCIR que en pago puntual ofrece una tasa del 6% anual, o bien de bajas garantías como algunos programas de FIRA. La obtención de este tipo de recursos requiere de buena planeación, anticipación, proyectos de impacto y recomiendo también el apoyo de especialistas como incubadoras o aceleradoras de negocios y algunos despachos especializados con una trayectoria de resultados y altos estándares éticos como el CC Inntegra que tuve el privilegio de dirigir por años (www.inntegra.mx).
Y hablando de fondos de apoyo, aprovecho la ocasión para compartirles la invitación a la conferencia "Las Claves para Aumentar tus Posibilidades de Arobación en la Convocatoria 2.3 de INADEM y Otros Fondos de Apoyo" que justamente el CC Inntegra impartirá . En ella se explicarán los beneficios que ofrece el INADEM con recursos a fondo perdido para emprendedores o empresas de alto impacto en operación. Hasta $40,000 pesos para negocios básicos comerciales o de servicios o hasta $80,000 pesos si son industriales. Y hasta $200,000 pesos para creación o fortalecimiento de empresas de alto impacto.

La cita es este próximo viernes 11 de septiembre a las 6:30 p.m. en el Centro de Incubación Empresarial, ubicado en Constelación #2992, Jardines del Bosque, Guadalajara, Jal. Informes al tel. 3824-0728 o al mail lmares@inntegra.mx

¡Aparta tu lugar!


miércoles, 18 de febrero de 2015

“EMPRENDER”
Por Jesús Torres

Entre el eco de los golpes en una mina,
con uno de ellos  salimos a un valle con espejos.

¿Alguna vez te has preguntado que deseas hacer en la vida? Tras la infinidad de caminos, encrucijadas y vericuetos que uno transita al vivir, ya sea de forma sorpresiva o deliberada, hace uno esa escala o pausa para la reflexión, a veces de trascendencia inesperada, en la que, forzosamente o por curiosidad,  nos cuestionamos: ¿Cuál es esa actividad, a la que vale la pena dedicar mi tiempo y esfuerzo en adelante? Si de cualquier forma es preciso hacer sacrificios, lo deseemos o no ¿no vale la pena trazar un rumbo y avanzar en dirección hacia esa satisfacción que nos es especialmente gratificante? Así sea ese aliciente algo íntimo, lejano y acaso trascendente, invertir la existencia en alcanzarlo alimenta más nuestro espíritu y sentido de logro que simplemente tolerar las inconveniencias cotidianas sin tener un rumbo fijo.

En ese momento irrepetible, se despliegan las posibles definiciones: ¿El futuro es para uno, o es por los demás?, ¿Qué arte es mejor?, ¿El de escabullirse al dolor en la cacería de una fresca y fugaz alegría?, ¿O el de sembrar una semilla en buena tierra y regarla con sudor? Entre tantas decisiones que tenemos que tomar, tarde o temprano, muchas veces se presenta una: ¿Debo trabajar para una empresa u organización, o debo trabajar por mi mismo? Ese último sentido, que por lo regular implica riesgo, pasión, convicción y sacrificio, abre también una fascinante posibilidad: invertir un esfuerzo que reditúe en un capital, crear un proyecto en el que el capital trabaje y dé trabajo a un equipo en mi proyecto. Esa posibilidad que muchas veces brilla como la veta que buscábamos en la mina, la llamamos “emprender”.

Definitivamente, hay muchos caminos para llegar a Roma y hay muchas formas muy respetables, de convertirse en empresario. Tiene tanto mérito prepararse, profesionalizarse, especializarse y buscar la oportunidad, como arriesgar poco a poco, aprender en la práctica y enfrentar un nuevo reto cada día con la frescura del ingenio, o bien, tomar las riendas aunque no esté en tus planes, para dar continuidad a un negocio familiar.

Todas las formas de emprender son admirables y necesarias, más aún cuando es especialmente difícil, en un tiempo en el que los mejores ofrecimientos del mundo están al alcance de la mano o de un click, cuando todos como clientes nos habituamos a pedir más cada día sin imaginar lo que podemos desear mañana, o mientras vemos pasmados como avanzan las nuevas soluciones a tracción de extravagantes, robóticas, genéticas, informáticas, energéticas o “nano” tecnologías. En un mundo complejo de aberrantes asimetrías, con personas con ingresos equiparables a los de países, en el que se construyen estaciones orbitales transnacionales, al mismo tiempo que hay aldeas aisladas que apenas cuentan con medios para subsistir y donde conviven el poder de transformar o trastornar al mundo, ¿qué importancia tiene el papel de las empresas?

Como ejemplo, si actualmente una prioridad en la agenda es reducir la pobreza, encuentro dos caminos para lograrlo: generar riqueza y distribuir riqueza. La empresa, hoy por hoy -y desde hace siglos– es la forma más eficaz conocida de generar riqueza. Desde la revolución industrial hasta la revolución del conocimiento, la empresa ha sido un dínamo del progreso, llámese económico o tecnológico, ya sea en el campo, la industria o el comercio, como micro, pequeña o gran empresa, el esfuerzo continuo por ofrecer algo mejor al cliente y así ganar su preferencia (y algo de su dinero), ha impulsado la evolución de los procesos productivos hasta el punto en el que la calidad, un precio competitivo e incluso la innovación, no son más una ventaja sino un imperativo.

Por otra parte en la empresa, forzosamente, se distribuye la riqueza. Ese dinero que se logra obtener entregando un grado al menos aceptable de satisfacción a los clientes, circula con varios destinos pudiendo ir a los empleados, los proveedores, al gobierno, a reinvertirse en la misma empresa, y por supuesto, a los accionistas como retribución por el riesgo, empeño y capital invertidos. Aún cuando podemos cuestionar la proporción en la que ese recurso se distribuye en esos apartados, o si es equiparable la satisfacción del cliente contra la ganancia obtenida, lo que es un hecho es que para subsistir o en su caso crecer, la empresa requiere distribuir sus ingresos.

Ahora bien, ya adentrados, podríamos nuevamente cuestionarnos: ¿Cómo creamos más empresas?, ¿cómo creamos empresas donde más se necesitan?, ¿cómo generamos más y mejores emprendedores?, ¿cómo hacemos más exitosas las empresas?, ¿cómo las rescatamos del fracaso?, ¿cómo les damos mayor sentido social?, ¿puede ser rentable un proyecto social?, ¿debe serlo?, ¿hacia donde va la globalización?, ¿a dónde queremos que vaya?, ¿podemos hacer algo para influir en ese rumbo?

Ese tipo de reflexiones y otras relacionadas, he podido planteármelas desde hace más de 20 años en los que afortunadamente he podido admirar y colaborar con empresarios y líderes que me rebasan por mucho en sus méritos, al haber podido contribuir a dos importantes instituciones de nuestro medio empresarial con las que estoy muy agradecido: El Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ) y el centro de consultoría especializada “CC INNTEGRA”. También he tenido por años el privilegio de dar tutoría a algunas decenas de emprendedores en reconocidas incubadoras de empresas como Incubarte, a la que ayudé en su creación, y otras de prestigiadas universidades. De esos procesos sin duda, el más beneficiado fui yo. De esos mentores, en su mayoría involuntarios, y de mis propios emprendimientos, he aprendido a valorar los rasgos que en mi opinión distinguen a un buen emprendedor, como su visión, su pasión, su perseverancia, flexibilidad, liderazgo, ingenio y otras que de seguro escapan a mi mente en este momento.

Sin embargo, hablar de emprender es como que te platiquen de la feria, que nunca será lo mismo a ir y vivir tu propia experiencia. Puedes leer al respecto, puedes asesorarte, inclusive incubarte y probablemente nunca sentirás que estás suficientemente preparado, pero eso no debe detenerte. Puedes planear, inclusive veo importante hacerlo, sin embargo habrá momentos en que las páginas del plan de negocios o del estudio de mercado palidecerán en tu memoria al intentar directamente esa venta con los clientes. La incierta vorágine de cambios es el medio ambiente del emprendedor, por el que transita gracias a que tiene la visión fija en su objetivo, como la bailarina que a cada giro clava sus ojos en el mismo punto y así mantiene su equilibrio.

¿Quieres emprender? Si eso embona bien en tu plan de vida, estás consciente de lo que eso implica, estás dispuesto y sientes el ardiente deseo de hacerlo, te diría sin más ¡hazlo! Puede ser que pienses: “me falta capital”, “no estoy bien preparado”, “no me conocen en el mercado” y otras dudas más. A ello me atrevería a decirte que la mayoría de las empresas que hoy son exitosas no tenían todo eso resuelto al iniciar. Si tu meta se ve muy inalcanzable en este momento, proponte primero alguna escala, se gradual, se flexible, mide tus riesgos y ve de menos a más, pero sobre todo inténtalo y aprende del proceso.

Nadie te dará nunca todas las respuestas ¿y sabes qué? ¡no las necesitas! Como el escalador que se propone conquistar una cima no necesitas saber el camino exacto, sino solo encontrar un punto de apoyo para cada paso. Haz un balance objetivo de tus capacidades y enfócate en las más distintivas, con base en ellas selecciona los clientes que solo tú podrías satisfacer de manera especial, diseña tu mejor oferta pensando en ellos y hácelas llegar. Y después, lo más importante: Abre tu mente y tus oídos para escuchar y aprender de lo que opinan de ella.

Pero a fin de cuentas esta es solo una opinión más, que de seguro no se equiparará a los aprendizajes que tú tendrás. Porque si estás leyendo esto muy probablemente es porque formarás parte de esas valiosas personas que en un momento dado, a solas consigo mismas decidieron tomar ese fascinante camino:


Emprender.