"Ícaro" de la serie "Jazz" de Matisse |
En una de mis publicaciones anteriores en este blog, la titulada “Innovación confiable, repetible, rápida y
accesible”, hablé del paradigma de que “la innovación es como una chispa” con
el que se suele pensar que a algunos afortunados les toca vivir un momento
invaluable en el cuál experimentan una situación en extremo inusual en la que
probablemente por accidente se encontraron con un nuevo producto y se dieron
cuenta de sus cualidades, como el caso de Will Kellog que relaté en esa
ocasión, que sin proponérselo dejó reposar un tazón de avena cocida y al verlo
a la mañana siguiente se preguntó que podría hacer con ella, inventando
entonces las hojuelas crujientes que evolucionaron en toda la gama de cereales
para el desayuno de la marca líder a nivel mundial Kellog’s (The Great Idea Finder, 2006) (Wikipedia, 2012) .
Otro caso similar es el de George Crum, chef indo-americano que en 1853
tuvo una discusión con un cliente por el grosor de las papas a la francesa que
le había servido y que le había regresado a la cocina varias veces. En respuesta
el chef partió unas papas en rebanadas tan finas como nunca se había visto y
las frió con la intención de que ni siquiera pudiera picarlas con el tenedor
según se dice. Sin embargo quedó el cliente maravillado con la nueva presentación que
pronto se popularizó. Me preguntarán ¿Por qué entonces nadie conoce a ese chef?
Es porque las papas fritas se cocinaban en forma artesanal hasta que en 1920
Herman Lay, que era un vendedor ambulante de ese producto inventó una máquina
para pelar las papas y registró la marca “Lay’s
Potato Chips”. ¿Suena familiar? Actualmente esa marca es propiedad de PepsiCo, así como la popular Sabritas (PEPSICO, 2010) . Otras
innovaciones vendrían después para hacer posible el éxito comercial de las
papas fritas, como la envoltura de papel encerado y otras (Tafur & Oliver) .
También abonando al paradigma que
hace pensar que la innovación es impredecible
hay otras historias que hablan de personas que vivieron un momento
aparentemente irrepetible que hizo que de pronto surgiera en su mente esa chispa que les hizo ver las cosas de forma
distinta y comprender su funcionamiento, al grado que probablemente gritaron ¡Eureka!, como el matemático Arquímedes
que en siglo 3 antes de Cristo al rebosarse el agua de la tina en la que se daba
un baño se dio cuenta de que para los cuerpos que no flotan el volumen del
objeto hundido es igual al del agua desplazada, descubrimiento que lo puso tan
alegre que saltó de la tina y salió corriendo desnudo a la calle gritando “¡Eureka!,
¡Eureka!” que en griego significa “¡Lo encontré!” (JAPAC, 2007) .
Otra historia similar es la de “La Manzana
de Newton” que cuenta que al momento que al conocido científico le cayó ese
fruto en la cabeza comprendió la fuerza de gravedad.
¿Quiere decir entonces que
las innovaciones son principalmente producto de la casualidad y el destino? ¡Pocas
cosas podrían ser tan falsas! ¡Y qué bueno que así sea! Porque en la híper-competencia
global que vive el mundo de los negocios actualmente las empresas necesitan innovar, de forma tan frecuente
como sea posible, y con hallazgos tan trascendentes como sea posible.
Entonces, si la innovación no es fruto del destino y la casualidad ¿Existen fórmulas de éxito para innovar?
Aunque existen factores
de éxito y métodos para la
innovación, sería muy aventurado decir que exista una fórmula infalible para producir innovaciones de gran éxito
comercial, ya que hasta las empresas líder en innovación a nivel mundial han
tenido fracasos en el mercado.
1992. El Newton de Apple y el 3200 de Motorola o "Ladrillo" |
Ya hablamos de “La Manzana de Newton”. ¿Qué tal si
ahora hablamos de “El Newton de Apple”?
¿Alguno recuerda ese visionario producto electrónico, predecesor de lo que
luego conocimos como PDAs (Personal Digital Assistant)? En 1992, después de
años de complicado desarrollo y cuantiosas inversiones, Apple lanzó al mercado su
producto “Newton” lo que en esencia era una tablet-PC (mucho antes del conocido
iPad) con una pantalla táctil, un lápiz electrónico o “stylus”,
software para reconocimiento de escritura a mano (que muchos vieron como
impreciso o difícil de usar) y posibilidades de comunicación con otros
dispositivos similares (Greenberg, 2008) (GIZMODO) .
¡Claro! Actualmente estas características no nos parecen nada innovadoras. Solo
recordemos que en 1992 el celular más conocido era el Motorola 3200 (Webdesigner Depot) , mejor conocido como
“el ladrillo” y ni siquiera se había popularizado la Internet. El primer software para “navegar”, el “Mosaic”, se desarrolló
hasta 1993 (Computación Aplicada al
Desarrollo) .
De hecho algunos consideran que el producto fue tan innovador que se adelantó a
su tiempo (eso puede suceder si el mercado aún no tiene esa necesidad desarrollada) y sus ventas simplemente nunca alcanzaron las
expectativas de Apple que eran demasiadas, hasta que en 1997 el mismo Steve Jobs canceló el proyecto cuando
regresó a la compañía (Gardiner, 2008) . Otras empresas
cosecharían el éxito de las PDAs, principalmente Palm, hasta que otros productos de Apple los desbancaron del mercado,
primero el iPod, y luego el iPhone, demostrando que aprendieron de
sus errores (importante cualidad de un innovador).
Las nueve Musas del arte |
Y si la innovación no es fruto de la casualidad o el destino y tampoco hay
una fórmula infalible, ¿Qué nos queda? Aquí
es donde considero que la innovación es
como el arte. Algunos artistas ven a la obra de arte como el fruto de la “inspiración”
que los antiguos pensaban que resultaba del “toque” de las “Musas” que eran
deidades que venían a iluminar a los artistas. Pero otros artistas, como lo
hacía el mexicano mundialmente reconocido, Rufino Tamayo, ven la obra de arte
como el producto de un “oficio” que hay que practicar con disciplina y
dedicación como cualquier otro. Yo pienso más en ese sentido. La innovación es el oficio del innovador
y como tal requiere del dominio de conocimientos, técnicas y herramientas con
base en la práctica constante con la que se llega a sorprender a los clientes más exigentes. Lejos de ser una
casualidad, un gran oficio y dedicación es lo que tenían en común Will Kellog, George
Crum, Arquímedes e Isaac Newton, y al menos los tres primeros ciertamente “sorprendieron
a los clientes más exigentes” que para Kellog eran los pacientes de su
sanatorio, para Crum fue un quisquilloso comensal y para Arquímedes fue un Rey
que le encargó la forma de investigar si su corona era de oro (¡Eso explica su
reacción!).
Las compañías líder en innovación a nivel mundial, como Apple, 3M, Google y
otras, tienen entre sus activos intangibles más valiosos una serie de técnicas y
procedimientos que articulados conforman “Modelos
de Gestión” para producir innovaciones de forma constante, confiable y
sistemática, y han hecho del desarrollo de nuevos productos una de las bases
más firmes de su competitividad actual y futura.
Gracias a la colaboración que he tenido desde hace 10 años con distintas y
reconocidas universidades pude conocer varios de esos Modelos de Gestión de
empresas líder en innovación a nivel mundial, así como la obra de reconocidos
autores al respecto. Sin embargo, una característica que vi en común fue que
esos modelos si bien son eficaces, eran demasiado complejos, pesados y difíciles
de asimilar para una pequeña o mediana empresa, que normalmente no tiene
grandes estructuras ni presupuestos que invertir en proyectos de largo plazo. Para
innovar la PYME necesita algo más ágil, flexible, rápido, ligero y por
supuesto ¡Confiable!
Desde hace 6 años en CC Inntegra nos propusimos desarrollar un método de
innovación especial para PYMEs con esas características. Desde hace 4 años lo
hemos puesto a prueba con resultados satisfactorios mejorando a cada vez. Por
primera vez en este año dimos a conocer de forma más amplia el “Método CC Inntegra de Gestión de la
Innovación para PYMEs” a través del Seminario
de Gestión de la Innovación para PYMEs que por primera ocasión se impartió
en el pasado mes de abril con excelentes resultados y en su segunda edición se
realizará los próximos días 9, 10 y 11 de agosto en AFAMJAL (Av. Mariano
Otero 1313, a un lado del World Trade Center). ¡Aparta tu lugar! Cupo limitado.
REFERENCIAS:
Computación
Aplicada al Desarrollo. (s.f.). Historia de Internet. Recuperado el 18
de julio de 2012, de http://www.cad.com.mx/historia_del_internet.htm
Gardiner, B. (24 de enero
de 2008). Learning From Failure: Apple's Most Notorious Flops. Recuperado el 18 de julio
de 2012, de
http://www.wired.com/gadgets/mac/multimedia/2008/01/gallery_apple_flops
GIZMODO. (s.f.). The
Story Behind Apple's Newton. Recuperado el 18 de julio de 2012, de
http://gizmodo.com/5452193/the-story-behind-apples-newton
Greenberg, A.
(2008). When Apple Failed. Recuperado el 18 de julio de 2012, de
http://www.forbes.com/2008/10/29/apple-product-flops-tech-personal-cx_ag_1030apple.html
JAPAC. (17 de octubre de
2007). Eureka: La Historia de Arquímedes. Recuperado el 18 de julio de
2012, de
http://www.japac.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=99&Itemid=64
PEPSICO. (2010). La
división de Papa de PepsiCo supera los 10 mil millones de dólares en ventas a
nivel global. Recuperado el 18 de julio de 2012, de http://www.pepsico.com.mx/PressReleases/Comunicado_PepsiCo_Banner_Sun.html
Tafur, R. ".,
& Oliver, T. (s.f.). Papas Fritas, La Invención de George Crum. Recuperado el 18 de
julio de 2012, de http://www.nutricionyrecetas.com/andino/papitasfritas.htm
The Great Idea Finder.
(30 de junio de 2006). Will Keith Kellogg. Recuperado el 18 de julio de
2012, de http://www.ideafinder.com/history/inventors/kellogg.htm
Webdesigner Depot.
(s.f.). The Evolution of Cell Phone Design Between 1983-2009. Recuperado el 18 de julio
de 2012, de
http://www.webdesignerdepot.com/2009/05/the-evolution-of-cell-phone-design-between-1983-2009/
Wikipedia. (21 de junio
de 2012). John Harvey Kellogg. Recuperado el 18 de julio de 2012, de
http://en.wikipedia.org/wiki/John_Harvey_Kellogg#Breakfast_cereals
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